lunes, 4 de marzo de 2013

Libertad de Opinión, Difamación, Calumnia e Injuria.

La libertad de opinión debe ser defendida como uno de los grandes logros del mundo moderno. Como diría la escritora inglesa Evelyn Beatrice Hall (1868–1919), en una frase erróneamente atribuida a Voltaire: “Estoy en desacuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas”.




Opinar no debe estar en duda. Cada persona tiene derecho a la libre expresión, limitarla o anularla es simplemente un atropello a un derecho básico. De hecho el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos la consigna como un derecho fundamental. 
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Sin embargo, una cosa es opinar y expresar libremente y otra forma distinta es la difamación, la calumnia y la injuria. Algunas personas no logran entender la diferencia. 

Difamación 

Una opinión difamatoria tiene como objetivo destruir la honra y el prestigio de una persona. Cuando es oral, constituye un agravio, puesto que tiende a no trascender. Cuando es escrita toma la forma de un libelo puesto que queda consignado en un medio fijo, sea electrónico o en papel. En ambos casos, es difamación. 

Lo que se dice es una mezcla de mentira y verdad, no obstante, los lectores u oidores, que reciben la información, no pueden distinguir claramente entre la verdad y el error. La ambigüedad es una de las características de la difamación. 


Un ataque difamatorio es siempre una acción a mansalva. Es expresar opinión basado en rumores, informaciones parciales, mentiras, medias verdades, ambigüedades, énfasis desproporcionados y datos parciales. 

La mayoría de los países defiende el derecho de las personas a la libre expresión. No obstante, muchas de ellas han creado leyes para condenar la difamación. Lo primero es un derecho, lo segundo un delito. 

Injuria 

La injuria es prima hermana de la difamación. La expresión injuria viene de una expresión latina compuesta que significa "lo contrario al derecho". 

Es injuria todo acto dirigido contra una persona con el fin de perjudicar su reputación, o que atenta contra su autoestima, y que llega a ser conocido por terceros, en una acción lesiva y con publicidad en cualquier medio social. 

Puede expresarse en expresiones soeces, de desvalorización, atribuir malas o segundas intenciones, dar información parcial para hacerse una idea equívoca de otro, despreciar ideas o comportamientos de otros, comparaciones denigrantes, expresiones ofensivas, motejar, mofarse o burlarse de algún individuo. Por lo tanto, todo lo que tienda a destruir la honra de otra persona, puede considerarse un acto injurioso. 


Calumnia

La calumnia está emparentada con la injuria, se constituye en tal cuando una persona emite una declaración falsa sobre otro individuo. Para que se configure el delito, la falsedad debe ser comunicada de manera oral o escrita en cualquier forma posible.

Siempre en la calumnia hay una acción intencional de dañar y sembrar dudas sobre la honorabilidad de una persona. Se constituye en delito toda vez que se cause no sólo daño efectivo en situaciones laborales o sociales, sino también por los efectos psicológicos que provoca en las personas calumniadas. 


La ética de la libre expresión 

La libertad de expresión debe ser éticamente sustentable. Afirmar algo sin base ni sustento no es libre opinión sino difamación. 

Un comportamiento ético que se basa en principios entiende que toda persona tiene derecho a tener un buen nombre y una buena reputación. 
Alguien puede estar equivocado, podemos opinar de sus ideas, incluso sobre su comportamiento, pero siempre cuidando de no atacar al individuo sin base ni sustento. Aún cuando sea errado su accionar tiene derecho a ser considerado inocente, hasta que no se demuestre lo contrario. 

La delgada línea 

Hay una delgada línea entre la denuncia y la difamación. Cuando algo no está bien y algún momento es necesario denunciarlo es un deber moral hacerlo, no obstante, es preciso que sea atendiendo a los hechos exclusivamente, sin declarar algo más. 

Cuando se denuncia algo, pero sin sustento, basado en opiniones sin fundamento se está ante un acto difamatorio, por mucho que nos moleste la conducta u opinión que pretendemos denunciar. 

El derecho a opinar

Nadie debe ser privado de su derecho a opinar. La libre expresión es un derecho fundamental consignado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, la libre expresión está reñida con formas de actuación que constituyen delito: Difamación, injuria y calumnia. 

Los religiosos, especialmente, deberían ser instruidos en la lógica de la expresión libre de la opinión para no caer en excesos que invaliden de hecho sus propias verdades.

Opinar es un derecho. Injuriar, difamar, calumniar es un delito. Distinguir una conducta de la otra es clave para un buen entendimiento entre los seres humanos.



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